lunes, 21 de mayo de 2012

El proceso.

Ante la ley, se encuentra el Guardián.
Un hombre viene de lejos, implorando acceso a la ley.
Pero el Guardián no puede admitirle.
¿Puede esperar a ser admitido más tarde?
"Es posible",dice el Guardián.
El hombre intenta ver a través del pórtico.
Le habían enseñado que la ley era accesible a todos.
"No intentes entrar sin mi permiso", dice el Guardián.
"Soy muy poderoso. Y sin embargo, soy el último de los Guardianes."
"De sala en sala, de puerta en puerta".
"Cada guardián es más poderoso que el anterior".
El hombre se sienta cerca del pórtico. Y allí espera.
Durante años, espera.
Todo lo que posee, lo entrega con la esperanza de sobornar al Guardián,
que jamás deja de decirle:
"Acepto lo que me das solo para que tengas la certeza de haberlo intentado todo".
A fuerza de observar durante años el hombre acaba por conocer incluso las pulgas del abrigo del Guardián.
Con la edad, se vuelve infantil y suplica a las pulgas que convenzan al Guardián para que lo deje entrar.
Su vista se ha debilitado, pero en la oscuridad discierne un resplandor penetrando a través de las puertas de la ley.
Ahora, antes de morir todo para él se resume en una única pregunta que nunca hizo.
Señala al Guardián:
"¡Eres insaciable! ¿Qué pasa ahora?"
Y el hombre dice: "Todo hombre se esfuerza por alcanzar la ley."
"¿ Cómo es posible entonces que en todos estos años, nadie más se haya presentado aquí?"
Apenas oye nada, así que el Guardián le grita al oído:
"Nadie excepto tú habría sido admitido."
"Nadie más habría podido atravesar esta puerta."
"Esta puerta estaba destinada solo para ti."
"Y ahora... voy a cerrarla."

(Se dice que la lógica de esta historia, es la lógica de un sueño.
O de una pesadilla.)



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