Igual ya es hora.
Igual ya es hora de dejar de soñar, de dejar los ideales a un lado y someterme al poder de lo productivo.
Igual ya es hora de dejar de pensar, de leer y criticar y someterme a los folletines diarios que narcotizan a mis compañeros.
Igual ya es hora de dejar de perder el tiempo en mujeres y someterme al poder de una sola.
Igual ya es hora de dejar de escribir y decir tonterías y someterme a los vaivenes de la cerveza.