sábado, 27 de agosto de 2011

Fly.

Sonrisas de verano, sonrisas bajo la sombra, sonrisas que irradian luz. Miradas que funden bombillas, miradas entrecruzadas que observan, que miden, que sopesan, que imaginan, que sueñan, que vuelan, miradas vivas ,miradas cómplices, miradas de temporada. Besos y más besos, besos armoniosos, rítmicos, carnosos, de colmillo; panorámica de besos que narran historias, que escriben sonetos.

domingo, 7 de agosto de 2011

Ciclos.

Noches fugaces, luces y alcohol.

Risas, bailes, miradas furtivas.

Cortejos, juegos, rituales.

Jungla de asfalto por jungla de arena, embutidos en cajas de cartón.


martes, 2 de agosto de 2011

Ñá!

Me muevo por los callejones, sigiloso, en silencio por las sombras, evitando las aglomeraciones, los ruidos, los altercados, esas grandes avenidas colapsadas de gente que no son más que un mero escaparate de exhibición tanto para las tiendas como para las personas que por ellas pasean. Noto sus miradas, de asco, envidia o deseo; me resultan frías y distantes. Me emborracho cada noche como vosotros, aunque mis motivos son diferentes a los vuestros, no mejores ni peores, simplemente diferentes.

La noche es mi consejera, me cuida, me camufla; evito las luces, evito ser visto, paso desapercibido para vosotros pero os observo, soy otro zombi más, otro borrego castrado, o eso parece. La luna me sirve de guía, aunque hace tiempo ya que cambió de color.

Ya tendréis noticias mías.


lunes, 1 de agosto de 2011

Moody.

Charlas simples, acompañadas de trivialidades, extraños interaccionando para no sentirse solos, charlas huecas que llenan espacios de silencios incómodos. Carne putrefacta trabajada en gimnasios, intentando vender envoltorios degradados, antes de que los demás descubran las telarañas que tejen tu mente vacía. “Muertos jodiendo con muertos”. Mundo superficial, amor superficial. Bellas, tersas y bronceadas epidermis, programadas para pasar como mercancía manufacturada.

Ojos vacíos, miradas vacías, labios vacíos, manos vacías, palabras vacías, mentes vacías;

El reloj del campanario marca las cinco, es hora de ponerse la careta y salir a la calle a jugar.